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Autores del artículo original:

Kamiya K, Hayashi K, Shimizu K, Negishi K, Sato M, B
Resumen del artículo:

Objetivo:

Determinar las quejas visuales, razones y satisfacción de los pacientes tras retirada de LIO multifocal.

Métodos:

Se trata de un estudio retrospectivo de 50 ojos de 37 pacientes a los que hubo que retirar la LIO multifocal. Se investigaron, antes y tres meses después de la retirada, los síntomas, motivos, características demográficas, resultados clínicos y satisfacción del paciente tras la retirada de la LIO multifocal.

Resultados:

Las queja más frecuente para la retirada de la LIO multifocal fue la visión borrosa en todas las distancias, seguida de halos y glare, visión borrosa de lejos, de cerca e intermedia. Las razones para la retirada más frecuentes fueron un descenso de la sensibilidad al contraste, fenómenos lumínicos, de origen desconocido incluyendo fallo neuroadaptativo, cálculo de LIO incorrecto, expectativas preoperatorias excesivas, decentramiento de LIO y anisometropia. La longitual axial fue de 25,13 ± 1,83 mm. De las LIOs retiradas, el 84% eran difractivas y el 16% refractivas. El 90% de las LIOs implantadas en el recambio eran monofocales. La satisfacción de los pacientes mejoró significativamente (p>0,001) de 1,22 ± 0,55 preoperatoriamente a 3,78 ± 0,97 en el postoperatorio, en una escala de 1 (muy insatisfecho) a 5 (muy satisfecho)

Conclusiones:

La retirada de LIO multifocal es necesaria en algunos pacientes tras su implante. La cirugía de recambio de la LIO parece ser una opción quirúrgica factible en pacientes insatisfechos con síntomas visuales persistentes tras implante de LIO multifocal.

Comentario al artículo:

Todos los cirujanos que implantan LIO multifocal para el tratamiento de la presbicia saben lo complejo que es manejar un paciente descontento tras la cirugía. En ocasiones la insatisfacción del paciente está producida por una leve ametropía residual o por opacificación capsular posterior. Ambas causas pueden ser tratadas con éxito en la mayoría de los casos con gafas, cirugía queratorefractiva o capsulotomía YAG. Por el contrario, algunas quejas como la visión borrosa o los halos-glare en ocasiones solo se pueden solucionar con la retirada de la LIO multifocal. El estudio pretende estudiar las causas de la retirada de la LIO y las características demográficas de los pacientes, lo que puede ser útil para la indicación quirúrgica de este tipo de LIOs.

De un total de 4608 cirugías, 50 ojos (1,08%) requirieron retirada de la LIO, mientras que 306 ojos (6,64%) presentaron quejas visuales que no eran graves o mejoraron con el tiempo, por lo que no requirieron la retirada de la LIO. Este tipo de estadísticas deben ponerse en contexto de tiempo (cirugías practicadas entre 2005-2012) y espacio (Japón), pero pueden servir de aproximación a cualquier cirujano que vaya a realizar este tipo de intervenciones, sobre todo hasta que tenga una larga serie propia de la que extraer estadísticas concluyentes.

Los pacientes que requirieron retirada de la LIO eran de unos 65 años de edad, de predominio femenino y longitud axial algo elevada. El 16% presentaban ojo seco y el 12% habían sido intervenidos previamente de LASIK. Es importante reseñar que el 40% de los pacientes fueron intervenidos de la retirada de la LIO en otro centro distinto al que fueron intervenidos por primera vez.

La queja más común que llevó a la retirada de la LIO fue la visión borrosa a todas distancias (58%), seguida de los halos/glare (30%) y la visión borrosa lejana (24%). Los hallazgos encontrados con más frecuencia fueron una disminución de la sensibilidad al contraste (36%) y halos-glare-disfotopsia (34%). En el 32% de los casos no existía una causa aparente, incluyendo aquellos casos de posible fallo neuroadaptativo. El 70% de los pacientes tenía AVMC de al menos la unidad tras el implante. Tal dato resalta la importancia de realizar otros test, como la sensibilidad al contraste, en pacientes con quejas visuales tras implante de LIO multifocal. El 82% de los casos alcanzaron la emetropía antes de la retirada de la LIO, que se produjo de media 7,9 meses después de su implantación.
Como era de esperar, la satisfacción de los pacientes mejoró significativamente tras el recambio de la LIO, que se tradujo en una LIO monofocal en el 90% de los casos.

El estudio presenta algunas limitaciones (retrospectivo, multicéntrico, posibles pérdidas tras la implantación de LIO multifocal) pero permite aproximarse a las causas y quejas frecuentes que llevan a la retirada de tales lentes. Se echa de menos algún comentario en la discusión sobre posibles factores de riesgo prequirúrgicos, aunque la escasa muestra hace complejo tal análisis. Los autores, al menos, debieran hacer mención al mayor porcentaje de mujeres (no especifican el ratio de género en el grupo general que recibió LIO multifocal) y a la elevada longitud axial de los pacientes que necesitaron retirada de LIO.

Conclusión:

Es importante advertir a los pacientes de la posibilidad de una necesidad de retirada de LIO multifocal tras la cirugía, incluso en presencia de excelente AVMC. Este estudio muestra que la retirada de la LIO es una opción factible y sin complicaciones importantes asociadas, lo que también debe ser transmitido al paciente antes de la cirugía. Una correcta selección del paciente, y que éste tenga claro que puede esperar de “su” LIO multifocal nos puede evitar muchos disgustos en el postoperatorio.

Autor del comentario: 
Pedro Arriola Villalobos.
Hospital Clínico San Carlos. Madrid.

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