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Resumen

En el objetivo del estudio aquí comentado está el de disminuir el número de exploraciones realizadas a recién nacidos para el cribado de la retinopatía de la prematuridad. Los autores evalúan diferentes modelos de cribado dividiendo los pacientes según grupos de edad gestacional, peso al nacer y factores clínicos identificados como relevantes para el riesgo de desarrollar la afectación retiniana según la literatura disponible. Estos pacientes forman parte de una base de datos de un estudio prospectivo existente en Holanda que incluye a los pacientes prematuros nacidos en 2009 (NEDROP). Para emparejar los datos con el registro nacional perinatal los pacientes incluidos fueron los menores de 32 semanas de edad gestacional o de peso al nacer inferior a 1.500 g.

Los pacientes fueron clasificados en dos grupos, el de alto riesgo, que incluía a los pacientes de menos de 1.250 g o edad gestacional inferior a 30 semanas y el de riesgo medio, que eran los pacientes de peso al nacer de entre 1.250 y 1.500 g y los de edad gestacional entre 30 y 32 semanas. Se aplicaron tres modelos diferentes de elección de pacientes a explorar siendo obligatorio, para que fuesen válidos, que no dejasen a ningún paciente con retinopatía severa sin detectar. Además, el modelo debía ser fácilmente aplicable a la práctica clínica habitual. Se evaluó el número de exploraciones que se habrían dejado de hacer en caso de haber aplicado el modelo correspondiente y los pacientes con retinopatía que habrían quedado fuera.

De los modelos estudiados, el único que no dejó ningún paciente con retinopatía severa sin detectar y además consiguió reducir en un 20% el número de exploraciones a realizar fue el que indicaba la necesidad de exploración a todos los pacientes dentro del grupo de alto riesgo y a los pacientes dentro del grupo de riesgo medio que presentasen al menos uno de estos factores de riesgo: ventilación asistida, enterocolitis necrotizante, sepsis o uso de glucocorticoides o cardiotónicos postnatales.

Comentario

La publicación del estudio CRYO-ROP puso de manifiesto hace ya dos décadas que la retinopatía de la prematuridad podía tener un tratamiento efectivo para prevenir la pérdida visual severa debida a esta enfermedad. Desde entonces se reconoce la importancia de realizar un cribado en la población de riesgo para detectar adecuadamente la afectación retiniana y poder aplicar el tratamiento indicado. La crioterapia utilizada inicialmente ha dejado paso a la ablación retiniana mediante láser y últimamente también se han introducido los fármacos anti-VEGF en el manejo de esta condición.

La población que es sometida a la exploración de cribado es muy variable en todo el mundo por las diferencias socio-económicas, la disponibilidad de recursos materiales y la mayor o menor facilidad de acceder a personal cualificado para realizar las pruebas necesarias. Pero incluso en los países desarrollados existe disparidad en los criterios de inclusión de pacientes para la exploración de cribado.

La realización de programas de cribado en pacientes prematuros conlleva una importante carga tanto asistencial como económica, además del estrés infligido por la exploración del fondo de ojo a pacientes de muy corta edad, con patologías añadidas en muchos de los casos. El número de pacientes a examinar está además sufriendo un incremento en los últimos años por la mejora de los cuidados neonatales y el aumento de partos múltiples consecuencia de procedimientos de reproducción asistida.

El intento de acotar la población diana del cribado de la retinopatía de la prematuridad es por tanto una actuación que puede aportar beneficios evidentes siempre y cuando se dé la premisa de que no se pierdan en ese proceso pacientes con afectación retiniana importante.

Esa condición fue planteada por los autores del presente estudio para evaluar los resultados de los diferentes parámetros aplicados a los grupos de pacientes estudiados. Finalmente se encuentra una combinación de parámetros clínicos, que unidos a los más importantes que son el peso y la edad gestacional, conseguirían reducir el número de exploraciones en un porcentaje nada desdeñable del 20%. Si bien algún caso de retinopatía leve y moderada pasaría inadvertido, en ningún caso se omitió una retinopatía severa. Ahora bien, la aplicación de este nuevo protocolo exige un esfuerzo adicional del neonatólogo para seleccionar los pacientes susceptibles de cribado combinando los criterios de peso y edad gestacional con los parámetros clínicos identificados en el estudio. Pese a todo, el beneficio tanto en ahorro de tiempo y recursos como en las menores molestias que se causan a los niños bien merecen dicho esfuerzo.

Conclusión

El número de exploraciones realizadas para el cribado de la retinopatía de la prematuridad puede ser reducida aplicando unos criterios de selección que combinan la evaluación del peso al nacer, la edad gestacional y varios parámetros clínicos (ventilación asistida, enterocolitis necrotizante, sepsis y uso de glucocorticoides o cardiotónicos postnatales).

AUTOR:
Jesús Zarallo Gallardo.
Doctor en Medicina.
Oftalmólogo del Hospital Universitario del Henares.

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