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Resumen

Estudio transversal descriptivo sobre una población malaya (3271 personas) entre 40-80 años para evaluar la prevalencia de DGM y la asociación con diferentes factores oculares y sistémicos. DGM se definió como la presencia de telangiectasias u oclusiones de los orificios glandulares en al menos un ojo. Con estos criterios, la prevalencia global de DGM fue de 56.3%, más frecuente en varones en todos los grupos de edad y en mujeres postmenopáusicas, pacientes con pinguéculas, pacientes con bajo nivel socioeconómico, los que referían tener ojos rojos en los cuestionarios realizados, aquellos con presión arterial diastólica elevada y los que usaban antagonistas de receptor de angiotensiona II (ARA-II).

Comentario

Existe una gran variabilidad en las cifras de prevalencia de la DGM en distintos estudios epidemiológicos, dependiente en gran parte de los criterios diagnósticos de la enfermedad. Los autores emplean los criterios clínicos de Bron modificados basados en la exploración biomicroscópica del borde libre (telangiectasias y/o obstrucción de los orificios glandulares) que parecen adecuados para detectar la DGM, si bien sugieren que la meibografía podría resultar más sensible en su diagnóstico. Encuentran una prevalencia de DGM muy elevada (56.3%) en la población del estudio, consistente con otros estudios epidemiológicos realizados en poblaciones asiáticas (60-68%). El estudio también revela que la enfermedad es más prevalente en hombres en todos los grupos de edad y en mujeres postmenopáusicas, demostrando el importante papel de una disregulación de las hormonas sexuales en el desarrollo de DGM, si bien su mecanismo fisiopatológico exacto no es bien conocido. En cuanto a la medicación sistémica, la DGM se ha relacionado con el empleo de medicamentos como isotretinoin, y en el estudio se establece una nueva asociación con el uso de fármacos antihipertensivos, en este caso ARA-II, que aumentan el riesgo de padecer DGM hasta 3.75 veces. En este sentido, los autores argumentan que la angiotensina II podría ejercer una función antiinflamatoria a nivel de glándulas meibomianas y que su bloqueo facilitaría la inflamación y la posterior obstrucción glandular. La asociación de ojos crónicamente enrojecidos y la presencia de pinguéculas con la DGM puede estar en la línea de la existencia de fenómenos inflamatorios locales como se señala en la definición de DGM acuñada por el workshop publicado en 2011 . Por otra parte, es más prevalente en pacientes con bajo nivel socioeconómico, en relación probablemente con malos hábitos de higiene palpebral, así como en pacientes con presión arterial diastólica elevada, aunque no se apunta ninguna relación fisiopatológica relevante en la discusión en este sentido.
Los 30 ojos incluidos en el estudio habían recibido 1 QP (83%), 2 QP (13%) y 3 QP (4%). El tiempo medio desde la realización de la QP fue de 7.9 años (rango, 1-37 años). La indicación inicial para QP había sido queratopatía bullosa pseudofáquica (n=11), queratocono (n=5), distrofia endotelial de Fuchs (n=3), queratopatía bullosa afáquica (n=2), como principales diagnósticos. Las causas de fracaso endotelial más frecuentes fueron: 18 ojos (60%) con fracaso endotelial no inmunológico (agotamiento endotelial) y 10 ojos (33%) con rechazo inmune irreversible refractario a tratamiento corticoideo tópico, periocular y sistémico. En estos casos, la DSAEK se separó al menos 6 meses de la fecha del rechazo para permitir la eliminación de mediadores inmunes. En cuanto a las comorbilidades asociadas, 19 ojos (63%) presentaban glaucoma (6 de ellos intervenidos mediante implante valvular y 5 en los que se había practicado trabeculectomía) y en 16 ojos era necesario el empleo de medicación hipotensora (media de 2 fármacos), 5 presentaban patología macular (DMAE o fibrosis macular) y 3 habían padecido un desprendimiento de retina intervenido satisfactoriamente. Se trata, por tanto, de casos de elevada complejidad que fueron intervenidos por dos cirujanos experimentados en la técnica de DSAEK. Se empleó un microqueratomo de la casa Moria para preparar el lentículo, con cabezales de 300 ó 350 μ según la paquimetría de la córnea donante y un diámetro de 8-9,0 mm en función del diámetro blanco-blanco del ojo receptor y del diámetro del injerto previo, empleando tamaños 0,25-0,75 mm mayores que el injerto previo. Tras realizar la descematorrexis, el lentículo fue implantado con el glide de Busin (Moria) con posterior relleno de la cámara anterior con aire, según la técnica habitual. En el mismo acto quirúrgico, se realizaron otros procedimientos cuando fue necesario (sinequiolisis, vitrectomía, membranectomía, extracción de cristalino,..etc). El tratamiento postoperatorio consistió en acetato de prednisolona cada 2 horas durante 1 mes con descenso a 4 veces al día hasta el tercer mes, con descenso gradual de la pauta y mantenimiento indefinido con 1 gota al día, salvo desarrollo de hipertensión ocular en cuyo caso se disminuía la dosis o se cambiaba a loteprednol.
A pesar de la elevada complejidad de los casos, los resultados fueron considerados satisfactorios con una aplicación anatómica final del lentículo en 28 ojos, aunque ocurrieron luxaciones en 5 de los 30 casos (16.7%), de los que 1 requirió inyección de aire, dos precisaron re-DSAEK y en 2 fue necesario QP. De los 28 casos con buena adherencia, 1 presentó un fracaso primario (3.5%), 3 un fallo tardío (10.5%) (entre 1-6 meses) y uno (3.5%) desarrolló un rechazo endotelial con fracaso del injerto, con lo que el número de injertos transparentes a los 6 meses fue de 23. El cambio medio en BCVA en logMAR fue de -0.47 +/-0.49, estadísticamente muy significativo (p=0.00004), con una media de 4,4 meses hasta alcanzar la mejor AV corregida. 8 ojos (26.7%) presentaron PIO elevada que requirió tratamiento adicional, de los que 5 tenían glaucoma previo.

Conclusiones

El estudio pone de manifiesto la elevada prevalencia de DGM en la población asiática, afectando a más de la mitad de los pacientes mayores de 40 años. Es más frecuente en varones y en mujeres postmenopáusicas, en pacientes con pinguéculas, pacientes de bajo nivel socioeconómico y en aquellos que presentan ojos crónicamente enrojecidos como aspecto más relevante encontrado en los cuestionarios. Un aspecto novedoso que puede ser explorado en la población occidental es su relación con el tratamiento con fármacos antihipertensivos ARA-II.
AUTOR:
David Diaz Valle.
Hospital Clínico San Carlos. Madrid.

​1.Bron AJ, Benjamin L, Snibson GR. Meibomian gland disease. Classification and grading of lid changes. Eye 1991;5: 395–411.

2.Schaumberg DA, Nichols JJ, Papas EB, Tong L, Uchino M, Nichols KK. The International Workshop on Meibomian Gland Dysfunction: Report of the Subcommittee on the Epidemiology of, and Associated Risk Factors for, MGD. Invest Ophthalmol Vis Sci 2011; 52 (4): 1994-2005.

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