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La retinopatía diabética es la principal causa de ceguera en personas con diabetes. Por ello, con motivo del Día Mundial de la Diabetes que se celebra cada 14 de noviembre, la Sociedad Española de Oftalmología (SEO) ha querido hacer hincapié en la importancia de controlar adecuadamente esta enfermedad que provoca importantes problemas para la salud general de quienes la padecen.

La diabetes es causa de numerosas enfermedades oculares, siendo la retinopatía diabética la más frecuente e invalidante por la repercusión anatómica y funcional que tiene.

¿Qué es la retinopatía diabética?

La retinopatía diabética es una complicación frecuente de la diabetes mellitus que compromete el funcionamiento de la retina. Es una  patología  que aparece cuando se deterioran los vasos sanguíneos de la retina. Estos vasos alterados pueden dilatarse, provocar el escape de fluido (plasma, lípidos y/o sangre) e incluso pueden ocluirse, dejando parte de la retina sin circulación sanguínea. Todos estos fenómenos que suceden a causa de la diabetes pueden ocasionar un daño progresivo en estructuras del globo ocular, dando lugar a una disminución severa de la visión e incluso, sin un tratamiento adecuado, conducir a la ceguera.

Sorprendentemente, incluso en fases muy avanzadas, la retinopatía diabética no siempre provoca molestias visuales. Por ello es conveniente que el paciente diabético se someta a controles oftalmológicos periódicos.

 

¿Cuáles son sus síntomas?

Con frecuencia, el paciente no es consciente de la enfermedad hasta que el daño es severo. Los síntomas de retinopatía diabética pueden ser:

  • Visión borrosa y pérdida gradual de la visión.
  • Visión de manchas o “moscas volantes”.
  • Sombras o áreas de visión perdidas.
  • Dificultad para ver de noche.

La detección precoz y el tratamiento a tiempo mejoran ostensiblemente el pronóstico visual de la enfermedad y pueden evitar la progresión hacia la ceguera.

 

Tratamientos actuales para la retinopatía diabética

Algunos pacientes afectos de retinopatía diabética únicamente precisan realizar controles periódicos de su estado ocular.

En otros casos, es necesario aplicar láser selectivamente sobre los vasos anómalos de la retina para reducir el edema, o bien sobre áreas isquémicas (sin riego sanguíneo) para evitar la progresión de la enfermedad hacia formas más graves.

En los casos más avanzados, con hemorragia intraocular y/o desprendimiento de retina, es preciso recurrir a técnicas de microcirugía intraocular (vitrectomía).

Igualmente, la inyección de fármacos intraoculares resulta muy efectiva en casos seleccionados.

 

La importancia de las revisiones oftalmológicas periódicas

En los pacientes con diabetes es imprescindible un riguroso seguimiento oftalmológico, ya que generalmente, la retinopatía diabética no provoca síntomas hasta que la lesión es severa. La revisión oftalmológica en personas con diabetes de tipo 1 debe realizarse a los 3-5 años del diagnóstico.

En cambio, las personas con diabetes tipo 2 deben comenzar a realizar revisiones oftalmológicas desde el momento en que se diagnostica la enfermedad. Tras este primer examen, todos los pacientes deben someterse a una revisión oftalmológica anual, en el caso de que no se observe ninguna lesión.

Recuerda que el oftalmólogo es el médico de tus ojos. No dudes en consultarle ante cualquier duda o problema que te preocupes acerca de tu salud ocular.

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