Resumen
Objetivo: Evaluar la efectividad clínica de la implantación de Kerarings, un tipo de segmentos intracorneales (ICRS), en el tratamiento del queratocono.
Métodos: Se trata de un estudio descriptivo retrospectivo en una serie de 43 pacientes (55 ojos) intervenidos en el plazo de 1 año y que tenían al menos 6 meses de seguimiento. Se excluyeron las complicaciones intra y postoperatorias. Se realizó una evaluación oftalmológica completa incluyendo agudeza visual sin corrección (UCVA), agudeza visual máxima corregida (BSCVA), refracción manifiesta y queratometría basal y a los 2 días, 2 semanas, 1 mes, 3 y 6 meses del postoperatorio.
Resultados: A los 6 meses, UCVA había mejorado significativamente desde un valor basal medio de 0.10 ± 0.11 a 0.32 ± 0.25 (p<0.05), al igual que la BSCVA desde 0.36 ± 0.23 D a 0.57 ± 0.24 (p < 0.05). El defecto refractivo esférico medio mejoró desde -4.85 ± 2.90 D a -1.89 ± 2.68 D (p<0.05) y el defecto cilíndrico medio mejoró desde -3.65 ± 1.70 D a -2.60 ± 1.62 D (p< 0.05). El equivalente esférico medio disminuyó significativamente (p < 0.05) desde -6.68 ± 2.93 D a -3.19 ± 2.75 D y la queratometría media disminuyó significativamente ( p < 0.05 ) desde 51.83 ± 4.14 D a 47.27 ± 3.68 D. La mejoría en UCVA y BSCVA ocurrió a lo largo de los 6 meses del estudio pero los cambios significativos ocurrieron sólo durante los primeros 3 meses. Estos cambios ocurrieron en todos los tipos de queratocono.
Conclusiones: La implantación de Kerarings proporcionó una mejoría significativa en la agudeza visual, equivalente esférico y resultados queratométricos. Esta técnica es efectiva en el manejo del queratocono y podría retrasar e incluso evitar la necesidad de queratoplastia en estos pacientes.
Comentario
El queratocono es una enfermedad bilateral, progresiva, no inflamatoria de la cornea caracterizada por adelgazamiento y protrusión de la córnea central y/o paracentral. Estos cambios corneales condicionan una pérdida visual en grado variable debido al desarrollo de miopía progresiva, astigmatismo irregular y, en ocasiones, cicatrización apical. Los pacientes pueden ser tratados con gafas o lentes de contacto en formas leves o poco evolucionadas de la enfermedad, pero cuando no alcanzan una agudeza visual suficiente o no toleran lentes de contacto, deberán practicarse otras alternativas terapéuticas. Clásicamente, la única opción era la realización de una queratoplastia penetrante que sigue siendo una alternativa aceptable, aunque no exenta de complicaciones.
La implantación de ICRS fue aprobada inicialmente por la FDA para el tratamiento de la baja miopía (hasta -3D), y posteriormente, en 2004, se aprobó la implantación de Intacs® para el tratamiento del queratocono. Los ICRS ejercen un efecto sobre las lamelas corneales de acortamiento de arco, lo cual resulta en un aplanamiento de la córnea central y un centrado del vértice del cono. Se trata de un efecto reversible, en el que no se retira tejido corneal ni se invade la córnea central. Los efectos de los ICRS han sido previamente publicados (1). En este trabajo, los autores evalúan la eficacia de los segmentos Kerarings (Mediphacos, Belo Horizonte, Brasil), concretamente del modelo de sección triangular y zona óptica de 5 mm en el manejo del queratocono.
Para ello diseñan un estudio descriptivo retrospectivo sobre una serie de 43 pacientes (55 ojos) con diagnóstico de queratocono según criterios clínicos y topográficos. La selección de los segmentos en cada caso se realizó siguiendo el nomograma proporcionado por el fabricante y se emplearon uno o dos ICRS en función de la distribución del área ectásica. La técnica quirúrgica fue realizada por el mismo cirujano en todos los casos y consistió en una técnica de implantación manual, colocando los ICRS al 80% de la paquimetría mínima medida en la zona del túnel. No se produjeron complicaciones en ninguno de los casos incluidos en el estudio.
En cuanto a los resultados, se registró una mejoría estadísticamente significativa en UCVA y BSCVA los 6 meses, una mejoría en el defecto refractivo esférico medio y en el defecto cilíndrico, así como en el equivalente esférico. Asimismo, se obtuvo una reducción significativa en la queratometria media. La mejoría en UCVA y BSCVA ocurrió a lo largo de los 6 meses del estudio pero los cambios significativos ocurrieron sólo durante los primeros 3 meses. Estos cambios ocurrieron en todos los tipos de queratocono. Estas modificaciones topográficas explicarían las fluctuaciones visuales referidas por la mayoría de los pacientes en los primeros meses del postoperatorio.
La técnica quirúrgica no está exenta de complicaciones. Los autores excluyeron 5 ojos del análisis estadístico puesto que desarrollaron complicaciones postoperatorias (1 caso de extrusión de 1 segmento, 2 casos que necesitaron reimplantación por colocación demasiado superficial y 2 casos desarrollaron queratitis bacteriana). Otros autores también han publicado complicaciones similares tras la implantación de ICRS en una serie de 51 ojos con queratocono con un seguimiento de 1 año en los que encontraron una tasa de extrusiones del 19% y de descentramiento del 4% (2). Sin embargo, Shabayek y cols no obtuvieron ninguna de estas complicaciones en una serie de 21 casos de queratocono seguidos durante 6 meses en los que se implantaron ICRS mediante láser de femtosegundo (3). Según estos autores, mediante la técnica láser se crearían túneles de dimensiones más precisas que en la técnica manual en cuanto a anchura, profundidad, diámetro y centrado de los mismos, con lo cual se minimizarían las complicaciones de extrusión y descentramiento.