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Las trombosis venosas siguen representando una de las primeras causas de pérdida visual, afectando a más de 16 millones de personas en todo el mundo. En ausencia de tratamiento, más del 20% de los pacientes presentará una agudeza visual final ≤20/200, siendo las principales complicaciones responsables de la pérdida visual el edema macular y la neovascularización retiniana. Este trabajo de la Universidad Western de Australia explora la capacidad fibrinolítica de la tenecteplasa (TNK) en un modelo animal de obstrucción de rama venosa retiniana (ORVR).

Resumen

Previa anestesia y sedación, se genera una ORVR mediante la aplicación de láser argón en 12 cerdos. En 6 de ellos se induce la oclusión sólo en los ojos izquierdos (grupo 1), mientras que en los 6 restantes se realiza en ambos ojos (grupo 2). Inmediatamente después se administra TNK (100 μg/0.1 mL) conjugada con un fluorescente por vía transescleral a 2-3 mm del limbo supero-temporal, en ambos ojos en el grupo 1 (para explorar su penetración retiniana) y sólo en los ojos izquierdos en el grupo 2 (para evaluar su eficacia trombolítica). Los animales son sacrificados al cabo de 24 horas en el grupo 1 y 2 semanas después de la inyección intravítrea (IIVT) en el grupo 2. Tras la enucleación, las muestras se fijan y se tiñen con azul toluidina para estimar el área ocluida por el trombo mediante un software informático. Así mismo, se obtienen cortes ultrafinos para su posterior estudio al microscopio electrónico (ME).

La observación de las muestras del grupo 1 al microscopio de fluorescencia confirmó la presencia de fluorescencia verde (correspondiente a la TNK conjugada) tanto en la luz de las venas retinianas como en su pared, así como a nivel de la membrana limitante interna (MLI), capa nuclear externa y a nivel de los segmentos externos de los fotorreceptores, tanto en los ojos con oclusión como en aquellos sin ella, siendo no obstante más intensa la fluorescencia en el primer caso.

Respecto al grupo 2, el estudio al ME reveló la presencia de oclusión parcial o completa causada por el trombo en los 6 ojos sin IIVT y en uno solo de los 6 ojos tratados con TNK; siendo el volumen del coágulo siempre mayor en los ojos sin tratamiento intravítreo. En ningún caso se evidenció daño significativo sobre la pared del vaso ni sobre el epitelio pigmentario u otra capa retiniana, no apreciándose diferencias significativas en los cortes procedentes de ojos tratados y no tratados.

Comentario

Las complicaciones derivadas de las ORVR (edema e isquemia) parecen secundarias al proceso dinámico que se origina con la formación de un coágulo en la luz del vaso retiniano y que generaría a su vez una reducción del flujo sanguíneo, un estímulo sobre el factor de crecimiento del endotelio vascular (VEGF) y un aumento de la presión hidrostática. De acuerdo con las evidencias proporcionadas por este trabajo, la TNK es capaz de penetrar en todas las capas de la retina tras su administración intravítrea, logrando una lisis eficaz de los coágulos formados en el 80% de los casos, sin mostrar evidencias de daño tisular. Estos hallazgos demostrarían su superioridad frente a otros agentes fibrinolíticos tradicionales como el activador tisular del plasminógeno (tPA), cuya seguridad aún hoy es objeto de debate así como su capacidad para penetrar en la retina dada su naturaleza catiónica. La TNK, un trombolítico neutral o aniónico de tercera generación, presenta una vida media mucho más prolongada con menor tasa de aclaramiento plasmático, una especificidad 14 veces mayor por la fibrina y una resistencia 80 veces mayor a la acción del inhibidor del tPA (PAI-1). Además, sus formulaciones contienen menos de una tercera parte de la L-arginina presente en el vehículo del tPA, responsable según muchos autores, de sus efectos tóxicos, ausentes por el contrario en este modelo animal tratado con TNK.

Conclusión

La TNK puede representar un tratamiento eficaz y seguro en el manejo precoz de las ORVR, permitiendo restablecer el flujo sanguíneo y resolver el edema retiniano; evitando así tratamientos ulteriores sobre las complicaciones derivadas.

AUTOR:
Raquel Salazar Méndez
Servicio Oftalmología, Hospital Jarrio, Asturias

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