RESUMEN:
Mader et al. presentan en este artículo casos clínicos en los se que detallan los hallazgos oftalmológicos en 7 astronautas después de vuelos espaciales de larga duración a la Estación Espacial Internacional. Tras de 6 meses de vuelo, 5 astronautas presentaron edema del disco, 5 presentaron aplanamiento del globo ocular, 5 presentaron pliegues coroideos, 3 mostraron manchas algodonosas retinianas, 6 mostraron engrosamiento de la capa de fibras nerviosas en las imágenes de tomografía de coherencia óptica y 6 padecieron disminución de la visión de cerca. Cinco de los 7 con deficiencias en la visión de cerca mostraron un cambio hipermetrópico igual o mayor a +0,50 dioptrías (rango entre +0,50 y +1,75 dioptrías) entre la refracción de equivalente esférico pre- y la post-misión espacial, en uno o ambos ojos. A estos 5 se les encontró aplanamiento del globo ocular en las imágenes de resonancia magnética. Los autores proponen la hipótesis de que estos cambios sean el resultado de alteraciones en el líquido cefalorraquídeo y cambios congestivos en la vascularización cerebral y ocular, debidos a la exposición prolongada a la microgravedad.
Se presentan además datos de una encuesta post-misión relativa a cuestiones oculares realizada a 300 astronautas que muestran que el 29% de los astronautas en misiones cortas y 60% de los que estuvieron en misiones prolongadas, presentaron disminución de la agudeza visual de cerca y de lejos. Algunas de estas alteraciones persisten sin resolver después de años.
COMENTARIO:
Si bien algunos de los cambios fisiológicos y patológicos que ocurren en ambientes de microgravedad se han estudiado de forma profusa, los efectos sobre los ojos y el cerebro no son tan conocidos.
Los autores indican que el conocido organismo norteamericano NASA (National Aeronautics and Space Administration´s) adquirirá datos de todos los astronautas en el futuro para ayudar a identificar el origen de estos cambios oculares.
Desde luego interesa conocer también la incidencia de estas alteraciones oculares, sobre todo las que pueden afectar a la visión de una manera importante y/o definitiva, para valorar, teniendo en cuenta ese aspecto, el riesgo global de los vuelos espaciales. Quizás convenga especialmente conocer esta información a aquellos pocos privilegiados que, no siendo astronautas profesionales, pueden permitirse contratar paseos y vuelos espaciales.
CONCLUSIONES:
Finalmente decir que al autor de este comentario se le antoja que la vida del ser humano en el espacio no parece estar tan cerca como algunos quisieran.
Dr Javier Benítez-del-Castillo Sánchez
Responsable Departamento de Glaucoma
Hospital General del S.A.S. de Jerez
Profesor Asociado de Oftalmología
Universidad de Cádiz