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Resumen

Objetivo: Determinar la frecuencia y las características de los hallazgos discrepantes entre angiografía fluoresceínica (AFG) y tomografía de coherencia óptica (OCT) en edema macular uveítico (EMU).
Métodos: Se trata de un estudio retrospectivo trasversal, en el que se incluyeron 112 ojos de 78 pacientes con EMU objetivado por AFG, OCT o ambos.
Resultados: Se obtuvo resultado positivo en ambos métodos (AFG+/OCT+) en 61 de 112 ojos (54%) mientras que existieron resultados discrepantes en 51 de 112 ojos (46%). La discrepancia AFG+/OCT- ocurrió en 34 de 112 ojos (30%), mientras que la discrepancia AFG-/OCT+ ocurrió en 17 de 112 ojos (15%). No se identificaron correlaciones entre los resultados discrepantes y la edad, sexo, duración de la uveítis o EMU, agudeza visual o causa de la uveítis. Las discrepancias ocurrieron en formas leves de EMU. La discrepancia AFG+/OCT- ocurrió en el 50% de los ojos con coriorretinopatía de Birdshot (CRB), y la discrepancia AFG-/OCT+ ocurrió con más frecuencia en uveítis intermedia que en otras localizaciones anatómicas. Aunque la concordancia AFG+/OCT+ se observó con frecuencia en uveítis activas, la discrepancia AFG-/OCT+ fue común en ojos con uveítis no activa (8/18; 44% de ojos no activos).
Conclusiones: Los resultados concluyen que AFG y OCT son exploraciones complementarias, revelando cada una de ellas aspectos diferentes de la fisiopatología del EMU.

Comentario

El edema macular uveítico es una de las principales causas de pérdida visual en pacientes con uveítis. Hasta el advenimiento del OCT, la única prueba capaz de evaluar el EMU era la AFG. La OCT ha permitido un mejor seguimiento, no invasivo, del EMU, añadiendo un análisis cuantitativo.
Se estudiaron pacientes con EMU que hubiesen sido explorados mediante las dos técnicas en un intervalo inferior a dos semanas, sin mediar tratamiento entre ambas. A pesar de esta ultima condición, la no concordancia en el tiempo de las pruebas resta fortaleza al estudio, pues los autores ni siquiera evalúan si la situación del paciente era la misma en el momento de realizar las pruebas (mediante grado de vitritis o agudeza visual, por ejemplo). Por lo tanto, y a pesar del breve intervalo entre ambas pruebas, no se puede descartar que la situación clínica del paciente hubiese cambiado.
El estudio OCT se realizó con un OCT de tecnología ya obsoleta, Fourier-domain, lo que también resta fortaleza al trabajo, pues los nuevos equipos de tecnología espectral consiguen imágenes de mucha mayor calidad y resolución. Los autores evaluaron la presencia de EMU en OCT según el grosor central, tomando como valor umbral 249 micras de espesor, o si objetivaban la presencia de quistes.
Se obtuvo resultado positivo en ambos métodos (AFG+/OCT+) en 61 de 112 ojos (54%) mientras que existieron resultados discrepantes en 51 de 112 ojos (46%). La discrepancia AFG+/OCT- ocurrió en 34 de 112 ojos (30%), mientras que la discrepancia AFG-/OCT+ ocurrió en 17 de 112 ojos (15%).
Es importante analizar las características de cada uno de los grupos. Así, el EMU de tipo quístico fue más frecuente en el grupo AFG+/OC+ que en el FA-/OCT+, estando el aspecto quístico en AFG muy correlacionado con quistes en OCT. El EMU presente en el grupo AFG+/OCT+ era más grave, como era de esperar. Este grupo, asimismo, tenía más frecuentemente uveítis activa, como era también previsible. En cambio, la mitad de los ojos con AFG-/OCT+ tenían uveítis inactiva, por lo que podríamos suponer que el EMU era residual y no secundario a actividad inflamatoria. Mientras, el grupo AFG+/OCT- se observó en el 50% de los ojos con CRB.
Los autores reconocen en la discusión que su estudio presenta mayor grado de discordancia que estudios previos, lo que puede estar producido por el uso de un OCT de menor resolución, por la opacidad de medios presente en los pacientes y por el valor arbitrario de umbral de grosor macular en OCT.

Conclusiones

La AFG y OCT son pruebas complementarias en la evaluación del EMU. Podemos esperar mayor grado de discordancia de ambas en pacientes con atrofia retiniana macular (AFG+/OCT-) o en formas inactivas o de localización intermedia (AFG-/OCT+).
Como los propios autores añaden al final de la discusión, sería interesante realizar un estudio similar con pacientes divididos según el grado de actividad de la enfermedad. También, añado yo, sería preciso emplear OCT de dominio espectral y realizar ambas pruebas simultáneamente.
AUTOR:
Pedro Arriola-Villalobos Hospital Clínico San Carlos. Madrid.

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