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Autores del artículo original:

Kymionis GD, Tsoulnaras KI, Grentzelos MA, Liakopoulos DA, Tsakalis NG, Blazaki SV, Paraskevopoulos TA, Tsilimbaris MK

Resumen del artículo:

Objetivo: Comparar la profundidad de la línea de demarcación estromal usando OCT de segmento anterior (OCT-SA) tras CXL usando dos protocolos diferentes: el protocolo estándar de Dresde (30 minutos con 3 mW/cm²) y un protocolo modificado acelerado (14 minutos a 9 mW/cm²).

Métodos: Se trata de estudio prospectivo en el que se incluyeron 52 ojos de 43 pacientes. 26 ojos fueron tratados con el protocolo estándar (grupo 1) y otros 26 con el acelerado (Grupo 2). Un mes tras la cirugía se midió la línea de demarcación con dos observadores independientes usando OCT-SA.

Resultados: No hubo diferencia significativa entre las medidas de cada observador en ambos grupos (p=0,676 en grupo 1 y p=0,566 en grupo 2). La profundidad media de la línea de demarcación fue de 337,00±46,46 micras en el grupo 1 y 322,91±48,28 en el grupo 2, no existiendo diferencia estadísticamente significativa (p=0,243) en la profundidad de la línea de demarcación entre ambos grupos.

Conclusiones: La profundidad de la línea de demarcación fue similar en ambos protocolos. El protocolo modificado acelerado proporciona la misma profundidad de tratamiento que el protocolo clásico de Dresde.

 

Comentario al artículo:

El empleo de CXL en el tratamiento del queratocono progresivo ha demostrado detener o enlentecer la progresión del queratocono, aun cuando tales resultados solo son sustentados con la suficiente evidencia científica en el momento actual para el protocolo clásico de tratamiento. Dados los inconvenientes asociados al tratamiento clásico, derivados del tiempo de cirugía (30 minutos de instilación más 30 minutos de exposición ultravioleta) en los últimos años han surgido tratamientos acelerados (algunos reducen el tiempo hasta en diez veces). La eficacia de tales tratamientos acelerados está en entredicho, por la posible poca penetración del tratamiento derivado del tiempo de exposición o el mantenimiento del epitelio corneal. Está aceptado que la línea de demarcación estromal (que delimita los queratocitos activados por el tratamiento) puede ser una guía de la profundidad del tratamiento y, de este modo, ser equivalente a su eficacia. Los autores, en un estudio anterior, encontraron una línea de demarcación más superficial en tratamientos de 10 minutos con 9 mW/cm² frente al tratamiento clásico, por lo que modificaron el tiempo de exposición a 14 minutos para aumentar la acción del tratamiento. Con este estudio pretenden comparar la eficacia “histológica” de su nuevo procedimiento acelerado con el estándar.
Los ojos fueron asignados a cada grupo de forma alternativa, no aleatorizada. Cabe reseñar que los autores no especifican los criterios de queratocono progresivo empleados para la indicación del CXL. El tratamiento se realizó tras retirar el epitelio corneal en ambos grupos, incluyendo solo estadios incipientes de queratocono.
Para reducir la variabilidad que acompaña a las medidas realizadas con el OCT-SA los autores realizaron dos medidas a través de dos observadores independientes, cuyos resultados no eran significativamente diferentes.
El estudio solo evalúa la línea de demarcación y el recuento endotelial en ambos grupos, así como el tiempo de cierre epitelial. Luego solo se puede inferir que el efecto “histológico” y la seguridad de ambos protocolos no difieren. Serán necesarios estudios que evalúen otros parámetros (curvatura corneal, histéresis corneal, etc.) y con un mayor seguimiento para determinar la posible equivalencia clínica de ambos tratamientos.

Conclusión:

Es importante conocer bien la eficacia y seguridad de un procedimiento antes de adoptarlo en nuestra práctica clínica. La irrupción de numerosos protocolos alternativos al clásico en el CXL del queratocono no ha venido, en general, acompañada de evidencia clínica que apoye su uso. Este estudio parece apuntar al tratamiento alternativo acelerado (14 minutos a 9 mW/cm²) como una posible alternativa al protocolo clásico, pero debemos ser cautos y esperar estudios con mayor evidencia que determinen su eficacia.

Autor del comentario:

Pedro Arriola Villalobos.
Hospital Clínico San Carlos. Madrid.

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